Subespecie de oso pardo
Un paso adelante para la conservación de especies amenazadas en España: telemetría del oso pardo en la Cordillera Cantábrica (bearMOVE; PID2020-114181GB-I00). Financiado por el Ministerio de Ciencia e Innovación, la Agencia Estatal de Investigación (AEI) y FEDER
Apoyo técnico para la realización del proyecto de telemetría del oso pardo en Castilla y León (Cordillera Cantábrica, España). Financiado por la Dirección General de Patrimonio Natural y Política Forestal de la JCYL (EN-17/21)
Primer proyecto de telemetría para estudiar la dispersión de subadultos en la pequeña, aislada y amenazada población de oso pardo de la Cordillera Cantábrica (España). Financiado por la Asociación Internacional para la Investigación y Gestión del Oso (IBA, EEUU; IBA-RG_ _2020)
Caracterización y cuantificación de la carga parasitaria de la población de oso pardo en la Cordillera Cantábrica. Proyecto de excelencia CGL2017-82782-P financiado por el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades, la Agencia Estatal de Investigación (AEI) y el Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER, UE).
Dieta del oso pardo cantábrico
Los “osos pardos cantábricos” son una población de osos pardos euroasiáticos que habitan en la Cordillera Cantábrica del norte de España. Esta población de osos pardos ha tenido que adaptarse a un paisaje muy modificado por el hombre. Los seres humanos tienen un impacto directo e indirecto sobre la vida silvestre, y normalmente estos impactos son negativos. Además, se sabe que los osos pardos son sensibles a las perturbaciones humanas.
En Norteamérica, las interacciones entre los osos y el hombre están bien estudiadas. Por lo general, los osos evitan activamente y muestran un comportamiento antidepredador en las zonas donde hay presencia humana. Estos impactos pueden afectar negativamente a la vida cotidiana de los osos. Por ejemplo, limitando el tiempo que dedican a alimentarse, a buscar pareja y a cuidar de los cachorros. Para los osos pardos cantábricos, estos impactos son aún más negativos. Esto se debe a que su población está muy confinada, además de que hay muy poco espacio disponible en la Cordillera Cantábrica.
Si los grandes carnívoros son raros, los osos pardos de Europa central y occidental lo son aún más. Actualmente sólo existen dos poblaciones de oso pardo en el suroeste de Europa. Se trata de unos 30 ejemplares que viven en las montañas pirenaicas de España y Francia, y de 350 osos pardos cantábricos en España. Otras poblaciones de osos europeos se encuentran en los países del centro y sur de Europa.
Oso azul
En el momento más bajo, su número se redujo a sólo 60 ó 70 ejemplares. Pero tras una campaña de grupos conservacionistas, la población ha crecido de forma constante. Son los únicos osos pardos que han conseguido evitar la extinción y prosperar en España sin necesidad de introducir ejemplares foráneos, informa El País. Según la Wilderness Society, la población en la Cordillera Cantábrica se cifra hoy en 350 ejemplares, a los que se suman otros 40 en los Pirineos.
La recuperación es el resultado de los esfuerzos para proteger el medio ambiente, así como para educar a la gente sobre la importancia de las poblaciones de osos a través del turismo responsable. Toda la cordillera es hoy una zona de conservación protegida y en pueblos de Cantabria y Asturias hay centros dedicados, conocidos como “Casas del Oso”, que promueven el conocimiento del hábitat y la biología del oso mediante programas de inmersión y exposiciones públicas.
El avistamiento de osos ha impulsado la economía del turismo en los pueblos de la región y ha ayudado a los grupos de conservación en su misión. Y aunque es alentador presenciar este amor por el tímido animal, la observación de osos puede tener un impacto tanto positivo como negativo en las poblaciones. En algunos casos, los osos pueden verse afectados negativamente por las molestias directas, como explica a Lonely Planet Mareike Brix, de EuroNatur (una organización medioambiental que participa directamente en los esfuerzos de conservación).
Oso pardo de Ussuri
Aunque se cree que la población de osos pardos nativos de Gran Bretaña se extinguió hace unos 1.000 años, muchas subpoblaciones europeas han sobrevivido y prosperado en Cantabria, los Pirineos, el centro-sur de Italia, los Cárpatos, Escandinavia y toda Rusia.
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El oso pardo tiene algo muy especial. Con un pelaje que va desde el castaño oscuro hasta el rubio, estos distintivos personajes son una característica bien conocida de los terrenos montañosos de todo el mundo. Olvídese de los simpáticos peluches que hay en el suelo de su habitación; los verdaderos osos vivos de 350 kg son majestuosos, poderosos y misteriosos.
Con picos que superan los 2.000 metros, densos bosques y mesetas aisladas, el Cantábrico alberga una fantástica variedad de hábitat para el oso pardo. Gracias a una meticulosa gestión del hábitat, ahora hay más de 250 osos aquí (a partir de 2017), con estudios regulares realizados sobre al menos 40 hembras y sus cachorros.